Es muy común en personas que se ocupan permanentemente de adultos mayores adquirir el síndrome del cuidador. Tantas responsabilidades, tantas tareas, tanto desgaste, puede pasarnos factura y dañar nuestra propia salud sin darnos cuenta. Sigue leyendo para conocer más de este peligroso problema, cómo identificarlo y cómo cuidarnos de él.
Síndrome del Cuidador: cuando nos olvidamos de cuidarnos a nosotros mismos
Los expertos concuerdan en que este síndrome ha crecido exponencialmente durante la pandemia. Muchos de nosotros hemos quedados expuestos frente a la necesidad de cuidar adultos mayores o familiares que no pueden valerse por sí mismos debido ya sea a alguna incapacidad física como mental.
El síndrome del cuidador puede describirse como un cansancio emocional extremo que incapacita al cuidador para ofrecer la ayuda que necesita el paciente hasta el punto de llegar a sentir indiferencia o incluso resentimiento hacia él. El cuidador alcanza un punto de agotamiento físico y mental por las tareas de cuidado que termina por descuidar y dañar su propia salud emocional, física y espiritual.
En general, quienes experimentan este síndrome son personas extremadamente solidarias, llenas de buenas intenciones. Justamente el problema radica en que al ser tan dadas suelen asumir responsabilidades que van por encima de sus posibilidades, generando un desgaste que puede provocar distintos síntomas.
Cómo reconocer el síndrome del cuidador
Ya sea si somos nosotros quienes estemos transitando las tareas de cuidado de una persona mayor, como si se tratase de algún conocido por el cual estamos preocupados, aquí van algunos signos que nos ayudarán a identificar un posible problema de Síndrome del Cuidador.
Posiblemente lo más sencillo de identificar sean las alteraciones físicas, como el aumento o reducción drástica de peso, expresión del rostro continuamente de agobio o la propensión a caer enfermo con mayor facilidad, debido a que las podemos visualizar.
Prestar atención a cambios en las personas
Sin embargo, hay muchos otros signos que nos permiten captar que alguien está pasando por este malestar y que requieren de nuestra mejor atención: por ejemplo, cambios en los modos de relacionarse (quiénes padecen el Síndrome del Cuidador suelen comenzar a aislarse de amigos, familia y otras personas queridas) o modificaciones dramáticas en el ánimo de la persona que podemos advertir por expresiones o maneras de hablar (sentimientos de tristeza, depresión, ansiedad, culpa).
Es muy común que quién atraviesa el síndrome experimente cambios en la personalidad: se torne mas irritable con su entorno e incluso y con frecuencia con la persona misma a la que está cuidando. Suelen mostrar signos de estrés y pérdida de la capacidad de disfrute de actividades y del sentido del humor.
Algunos consejos para prevenirlo
El Síndrome del Cuidador es muy peligroso y dañino porque nos va envolviendo y no solemos darnos cuenta. Vamos acaparando tareas y horarios, viviendo a las corridas, y no caemos en cuenta de que ese ritmo no es saludable para nosotros y que nos estamos haciendo daño.
Si temes que alguien que conoces esté pasando por esto, o aún si tú mismo crees estar en esta situación, aquí te damos algunos consejos de los especialistas en salud para combatir el Síndrome:
- Incluye en la rutina de tareas de cuidado del adulto mayor momentos de descanso, relajo y distracción. Insistimos: vivir para el cuidado del otro es dañino para nosotros mismos; debemos lograr colocar un freno a esta vocación.
- Es fundamental repartir las tareas de cuidado. Si es posible, entre todos los integrantes del grupo familiar. Si no es posible esto, busca la ayuda de un profesional contratado y reparte tareas con él.
- Ponte metas diarias en el cuidado del anciano y ajústate a ellas. Ordenarse en este sentido puede ser muy aliviador para ti como cuidador, ya que solemos pretender “hacer todo” o “cubrir todo”. Es muy importante también ser realista, saber decir “no” y no sentir culpa por lo que no se puede lograr.
- Toma medidas para estar bien tú. Realiza actividad física, medita, establece una rutina de sueño, realiza otras actividades, pasa tiempo en familia sin el ser cuidado; son buenas cosas que te ayudarán a poner la cabeza fresca y sentirte mejor, y así poder cuidar mejor a tu persona a cargo.
- Infórmate. Esto es clave; debemos estar al tanto de la existencia del Síndrome, que debemos cuidarnos de él y tomar medidas: no caer en creer que “a mí no me va a pasar”, ya que es algo que generalmente cuando la víctima entra en conciencia puede ser tarde.
- Si crees que estás con el síndrome del cuidador, pide ayuda. Si te reconoces en algunos de los síntomas, solicita ayuda a tu médico, un terapista, tu familia o a una agencia de profesionales; en definitiva, quién te inspire más confianza. No lidies con el problema solo.
Recuerda: el punto principal es entender que uno no puede ayudar si uno no está bien. Desde Maidin Barcelona esperamos que estos consejos te hayan sido útiles y ponemos a tu disposición toda nuestra experiencia en el cuidado de adultos mayores.